“Él, es una de mis primeras veces”… Esa es la respuesta que doy cuando alguien me pregunta “¿Quién es él?”. Claro está, que no es la respuesta que esperan escuchar, pero es la respuesta que para mí, es la indicada. ¿Por qué decir que él es una de mis primeras veces? Porqué simplemente, él, no tiene nombre ante la gente, no tenemos un título ante la sociedad, somos dos personas que se encontraron en el camino, de la manera menos planeada y sin ninguna expectativa.
Desde la primera conversación tuvimos la intención de comenzar con una amistad, con lograr una complicidad más allá de cualquier sentimiento de pareja, y hasta el día de hoy, lo hemos logrado. Día a día hemos tratado de construir esta historia, a pesar de tener todo en contra: el tiempo, la distancia, nuestras familias, el trabajo, etc; a pesar de todo ello, estamos juntos, quizá no de la forma que ambos quisiéramos, pero lo intentamos hasta donde nos sea posible.
Todo con él ha ido de a poco, sin desear más, sólo lo que día a día nos podemos compartir. Al paso de los meses, hemos avanzado, hasta llegar a lo que ahora somos; y es aquí, donde puedo decir que él, es una de mis primeras veces.
La primera vez que… me preocupé porque alguien más se encontrara bien.
La primera vez que… me convertí en una confidente de secretos especiales.
La primera vez que… soy amiga por sobre cualquier otro título más.
La primera vez que… besé otros labios distintos a los que estaba acostumbrada.
La primera vez que… abrí mi corazón sin pensar en las consecuencias.
La primera vez que…compartí el espacio de una habitación con otro cuerpo.
La primera vez que… volví a desear los abrazos de otro hombre.
La primera vez que… el actuar de una persona me hizo sentir protegida, querida, deseada.
La primera vez que… tenía la atención de alguien.
La primera vez que… volví a decir “te quiero”.
La primera vez que… comparto mis días y mis noches con una persona que me corresponde el sentimiento.
Sé que parece extraño el hecho de que diga que todo eso lo hice por primera vez, cuando obviamente no es la primera vez que tengo una relación, pero si es la primera relación después de mi última y más importante historia.
Hoy que decidí escribir esto, no sé cómo he llegado a este punto, sólo sé que no hay algo de lo que me arrepienta, quizá no estemos haciendo las cosas de la manera correcta, pero no por eso se convierte en algo malo. Ambos decidimos aventurarnos en este juego que el destino nos puso enfrente, y a pesar de tener años de conocernos, ninguno de los dos esperaba algo del otro, sabíamos de nuestra existencia, pero la realidad, es que éramos sólo dos personas que compartían espacios en común, y nada más. Quien diría que a cinco meses de esos primeros mensajes, seríamos lo que somos ahora.
Él, llegó en el momento en el que más necesitaba de un compañero, de un apoyo, de alguien que estuviera y escuchara sin juzgar, sin esperar nada, sólo estar. Quizá, si nos hubiéramos encontrado en otro momento de la vida, no estaríamos hoy juntos; pero como siempre decimos: “El destino nos lo tenía preparado, y caímos sin darnos cuenta”
A ambos nos cuesta trabajo expresar lo que sentimos, sin embargo, lo sabemos, pues día con día buscamos la más mínima oportunidad para ser uno, para dejarnos claro que esto, hace tiempo que dejó de ser una simple amistad.
La verdad, es que ya no me imagino los días si esa compañía por las mañanas, sin ese beso de “buenos días”, sin esas escapadas en el trabajo, sin esas comidas juntos, sin esas pláticas nocturnas, esas salidas improvisadas de los sábados. Hemos pasado por tanto, que él, se ha convertido en mi apoyo, mi amigo, mi compañero del día, de la noche, mi cariño, mi deseo, mi paz y mi intranquilidad. Con él, paso los mejores momentos, pero también los más inestables, pero no por eso dejo de quererlo. Cada día le agradezco que haya aparecido en mi vida, le agradezco que a pesar de la tormenta por la que yo estaba pasando, se quedó a mi lado.
Él, es la primera vez que agradezco que llegara una persona a mi mundo cuando más lo necesitaba, por abrirme la ventana y darme ese aire que requería para seguir. Es la primera vez que agradezco que me encendiera la luz y diera un poco de color en mis días más obscuros.
Él, es la primera vez que digo “Ya no somos amigos, somos mucho más.” Es la primera vez que una persona se convierte en mi apoyo, en ese abrazo que me consuela. Quizá un día faltemos en la vida del otro, eso no lo sabemos, sólo sé, que hasta entonces, seguiré esforzándome por mantener en mi vida a ese hombre que se convirtió… en mi primera vez.